Hemos querido recalcar bastante lo del empoderamiento porque pensamos que son personas a las que muchas veces se infantiliza y victimiza y esto no ayuda a su proyección vital.

Muchas veces los/as menores o personas tuteladas tienen límites y normas que si bien a veces son necesarias, no siempre son consensuadas. La sensación de pérdida o ausencia de control sobre su vida, puede llevar a una sensación similar a la ‘indefensión aprendida’ en la que se genere el pensamiento de que ‘haga lo que haga’ mi vida la controla otra persona.

Es importante que tengamos presente:

  • Los/as menores o personas tuteladas , por lo general pueden sobre decisiones sobre algunos ámbitos de su vida, en otros el control es externo. Potenciar la toma de decisiones y la autonomía en todo aquello que podamos ayudará a prevenir o trabajar la ‘indefensión aprendida’.
  • Fomentar la toma de consciencia y de decisiones es imprescindible en cualquier cambio que se persiga, más en estos casos.
  • Los valores de la responsabilidad y el compromiso con sus medidas educativas o Planes de acción, son necesarios si queremos prepararlas para la vida adulta.
  • Recordemos la importancia de un lenguaje cercano y de parafrasear.
  • A veces cuando trabajamos con menores o personas tuteladas, víctimas de abuso o maltrato ya sea familiar, social o institucional esto genera en nosotras impotencia e ira, porque somos conscientes de lo que implica el daño. Debemos tenerlo y saber lo que repercute en el cambio que estamos persiguiendo, pero no podemos victimizar e infantilizar. Esto no ayuda en el empoderamiento.

Por último y para finalizar con esta tercera parte sobre comunicación respetuosa, queremos incidir en nuestro deber de proteger a las personas con las que trabajamos. Las condiciones de trabajo de la Intervención Social son difíciles muchas veces, por ello aprender a gestionar el estrés, la frustración y una formación continua en Habilidades Sociales y Comunicativas ayudará en nuestras sesiones.

Tratándonos bien, nos entendemos mejor.