Participación Ciudadana y Educación Social.

La Participación Ciudadana es uno de los ámbitos en los que pueden intervenir los/as profesionales de la Educación Social. Desde este ámbito se puede trabajar para crear una ciudadanía cada vez más consciente y comprometida con lo sucede a su alrededor, no únicamente desde el plano de la reacción ante los sucesos que más tocan nuestra parte emocional, si no desde la implicación en colectivos vecinales, el activismo o el compromiso con diversas causas. Es por ello que hoy te traemos una introducción sobre los distintos tipos y niveles, sus utilidades y un pequeño material para incentivarla desde la infancia.

Aclarando conceptos:

Participar es tomar parte en alguna actividad. Es un concepto que implica dinamismo y movimiento, a nivel mental o físico y que forma parte de la naturaleza de las relaciones de los seres humanos. La socialización de los seres humanos implica la participación en diferentes áreas de nuestro entorno, a veces de forma consciente y a veces por inercia.

Por Participación Ciudadana se entiende concretamente el conjunto de acciones que la ciudadanía realiza con alguna finalidad concreta, generalmente para mejorar el bienestar social. Existen diferentes áreas en las que participar, diversas formas y niveles. Se puede clasificar también según el grado de formalidad y la temporalización.

Los tipos de participación se pueden clasificar, entre otras cosas, dependiendo de quien organice o canalice la participación y de la temporalidad de esta.

Formal: procesos o acciones de participación ciudadana que se dan dentro de los canales y herramientas que ofrecen las instituciones. Dentro de esta clasificación entrarían las acciones que la ciudadanía realiza presentando mejoras a las convocatorias, las plataformas ciudadanas oficiales dedicadas a tal fin, la participación en colectivos oficiales, ONG o Asociaciones registradas.

Informal: procesos o acciones en los que por iniciativa propia la ciudadanía se organiza de forma autónoma y sin registrarse oficialmente ni mantener relación con las instituciones lleva a cabo intervenciones en la comunidad. Se engloba dentro de esta participación las mejoras que la vecindad pueda hacer de forma autogestionada.

Puntual: acciones que se desarrollan para cubrir una necesidad, carencia o inquietud y que cesan cuando se cumple el objetivo. Entra en esta categoría el ejercer el derecho al voto, con la subcategoría de participación política dentro de la participación ciudadana.

Continuada: procesos espontáneos o planificados que se desarrollan de forma continuada en el tiempo. Pueden nacer para cubrir una necesidad concreta o por inquietudes comunes e ir cambiando a medida que va avanzando el tiempo.

Si hablamos de los Niveles de la Participación hacemos referencia a las diferentes clasificaciones que los autores han hecho sobre la implicación que tiene la ciudadanía en la participación, dependiendo de la autonomía y la capacidad de decisión que tengan para poder influir en las cuestiones que les afectan. Así según la ‘Escalera de la Participación Ciudadana’ de Arnstein (1969), son 8 los niveles en los que se puede clasificar la participación ciudadana en función al poder de decisión que tenga la ciudadanía sobre las cuestiones a tratar. El autor incluye en este instrumento de clasificación, peldaños en los que la ciudadanía no tiene capacidad de decisión, por lo que no sería participación real.

La escalera se divida en tres grandes categorías: 1 y 2 peldaños, no participación; 3, 4 y 5 participación simbólica y por último los peldaños 6, 7 y 8 que hacen referencia a la participación real.

Dentro de la participación simbólica, que es la primera en la cual la población se agrupa, decide e impulsa acciones, se encuentran las asociaciones, cooperativas, mutuas y consultas de participación ciudadana. Esta participación es formal, gestionada por las instituciones y se ejerce a nivel local y autonómico. La ciudadanía se agrupa por inquietudes y se moviliza en acciones que mejoren su bienestar.

Dentro de la participación real, se encuentra la autogestión de hogares, Centros Sociales o Comunidades. En estos niveles de participación la ciudadanía se agrupa y gestiona sus necesidades con una dependencia mínima de las instituciones. En ocasiones este tipo de participación consigue que las instituciones modifiquen normativas o decisiones ya tomadas.

Ahora bien, te estarás preguntando, ¿Qué puede hacer un educador o una educadora social para fomentar la Participación Ciudadana? Pues estas son algunas de las acciones que podemos llevar a cabo:

  • Promover la cultura participativa.
  • Dinamizar espacios y grupos.
  • Promover la implicación, la solidaridad y demás valores de la educación para la ciudadanía.
  • Generar espacios.
  • Conectar recursos y redes.
  • Impulsar procesos de desarrollo comunitario.

Si como nos pasó a nosotras cuando vimos el potencial y la importancia de trabajar este ámbito, te han entrado ganas de empezar a trabajar la implicación en el entorno, te dejamos por aquí este material.