Los niños cuando son pequeños, se caracterizan por el aquí y ahora.
Suelen ser impacientes, querer las cosas ya y frustrarse cuando eso no ocurre.
Y es que hay que tener en cuenta que el “sentido del tiempo” en los niños funciona diferente y a veces tienen dificultades para entender el concepto de paciencia.
Pero como muchos otros conceptos se puede enseñar. Y que les dotará de múltiples beneficios como:
- De habilidades fundamentales como la espera o el autocontrol
- Mejorar del desarrollo personal.
- Valores como el esfuerzo y la perseverancia para lograr metas y sueños futuros.
- Habilidades sociales para relacionarse con los demás
- Fomentar la empatía.
- Gestionar la frustración.
Pero ¿y cómo? sigue leyendo…
Dando ejemplo: Es importante que los adultos se muestren pacientes, calmados y tranquilos en situaciones cotidianas fuera y dentro del hogar para trasmitir esa forma de actuar.
Introducir esperas: Ante la demanda del menor al adulto para cosas del día a día pedirle que espere, al principio será cuestión de segundos y con el tiempo se aumentará el tiempo, para tener esa atención o satisfacer la necesidad. Y no ceder si esa espera le enfada y esperar a que se calme para retomarlo.
No interrumpir conversaciones: Enseñarle a no interrumpir conversaciones, indicándole en ese momento que se está hablando con una persona y que espere un momento a que termine para tener su atención. De igual manera que cuando el menor este hablando se le escuchará con total atención y no se desviará la atención a otra cosa que interrumpa.
Cumplir las promesas: Si se le trasmite al menor un tiempo de espera cumplirlo y no ampliarlo.
Juegos de turnos: Jugar a actividades que requieran esperar turnos, juegos como tal que se precise de que cada jugador disponga de un tiempo (parchis, memori, domino…) y también en acciones no organizadas como saltar a la comba, columpiarse, tirarse por el tobogán…
Establecer rutinas: En medida de los posible establecer rutinas para cosas cotidianas, ver la televisión, jugar, pasear, etc.